Cartas para mis Hijos.
En el momento en que se cumple una etapa, quienes transitan la vida, sienten que deben mirar para atrás.
Hoy, en el ocaso, ya en camino, sin retorno, recuerdo las palabras del gran maestro Machado, "Caminante, no hay caminos, ". . . y "al volver la vista atrás, veras los pasos, que no volverás a dar."
Y es la gran verdad, nadie ve el camino adelante, y al volver la vista atrás, nada se puede cambiar.
Estas cartas para mis hijos, simplemente son para que ellos, que en su vida ya madura, recuerden que, su padre, puso lo mejor de sí, y si no fue bueno, es por que no supo, pero lo intentó.
Días atrás, uno de mis hijos, me recomienda en una carta, en un correo electrónico, que aprenda, y sí, tiene razón, ¡tengo que aprender tantas cosas!
Aprender, que nada puedo esperar de ellos, que ya viven su vida.
Que es importante, que vivan su vida, porque rebosa de presente y de futuro, y si se ocupan de mí, pierden el tren de la vida, que no perdona, ni espera.
A la hora justa, el tren parte, y los que no están en punto, lo pierden.
Ningún padre, quiere que sus hijos pierdan el tren de sus vidas.
Dejamos la nuestra, perdimos muchos trenes, para que ellos lleguen, con tiempo al suyo.
Es claro, que no tenemos idea de detenerlos, o impedirles el gran viaje.
Solo, que ellos no lo saben, y cuando lo sepan, ya no estaremos para compartir ese conocimiento.
Pero la Ley de la vida, es sabia, no siempre todo el conocimiento es bueno, muchas cosas son buenas de entender, cuando ya los tiempos no permiten caminar en otro sentido, que es el elegido en un momento determinado.
Es importante , que aquí, me detenga con una aclaración, estas cartas son para mis hijos, sus esposas y esposos, y mis nietos, son motivo de notas aparte, esto es solo para los hijos de mi corazón y de mi sangre.
Cada uno fue soñado, esperado, querido, y lo puse junto a mi corazón.
A cada uno lo amé por si mismo, lo traté por él mismo, y cada uno tiene un lugar en mi pensamiento, cada día más, por que cada día es más corto que el anterior, claro, solo los que jugamos con barriletes, entendemos que cuando menos hilo queda en el carretel, mas rápido gira ese carretel, dejándolo ir.
La vida es exactamente igual, cuando menos queda, más pronto se va.
Lo inteligente es, primero comprenderlo, luego aceptarlo, y por último, preparar el viaje, que no es otra cosa, que una etapa más de la misma vida. Y si somos equilibrados, debemos sonreír, al iniciar el último viaje, lo contrario, traicionaría todo lo anterior, dejando sombras oscuras, donde todo, debe ser luz.
¡Qué enorme sensación, la de poder entender, qué fuimos,
qué somos y . . .
qué seremos!. . .
Primeras Reflexiones.
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