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jueves, 13 de marzo de 2014


2014


¿ Y ahora,  cómo sigue una historia, de la que solo tengo un capítulo?

Las personas, con los años, contraen costumbres, mañas, formas encubiertas de guardar días, horas, minutos o segundos de disparadores de emociones.
Solo una insignificante chispa enciende un incendio de sentimientos contrapuestos, que convierten el corazón, en un caballo desbocado, que corre en busca de un horizonte ficticio, que por lógica no encuentra, pero cuando al fin detiene su alocado correr, descubre que la fatiga se complota con una sensación de dolor, de vacío que no se puede llenar.
En la permanente lucha, entre guardar los documentos de momentos emotivos, o arrojarlos lejos para que la memoria protectora borre casi todo, menos lo que nos hace felices, aún mintiéndonos, porque agranda lo querido, lo enmarca, lo aumenta en el tiempo, y quita todo lo relacionado con el dolor, por lo que digo memoria protectora, y memoria porque siempre guarda, siempre.

Por esas cosas  después de muchos años encontré una carta, 30, o 40 segundos de vida, un suspiro, un recuerdo, segundos de un tiempo que no volverá. De un tiempo que no tendré. . .  que no tendrá . . . 
En medio de la reflexión, lentamente, la hoja fría y dolorosa  del puñal de la añoranza, va penetrando, va buscando el rincón donde el dolor de la incomprensión se esconde tratando de evitar el desenlace fatal que siempre llega.
Y lo peor es que uno, y se que guardo para mi ese dolor, y guardo para mi, la prueba inevitable . . . 
Cómo explicar que no me gusta pero quiero; y no quiero, pero me gusta . . . Es el desencuentro de mi yo con mi yo, ¿el otro? ¿Es porque aún espero, lo que no vendrá?  O quizás, no lo espero, pero duele. 
Son preguntas sin respuesta, en todo caso, ¿ te sirve? una respuesta . . . Culpable o inocente, ¿te conforma la pena? ¿Cambia tu (mi) vida una respuesta?  Si has vivido lo vivido, si has sangrado tus heridas, si has festejado tus alegrias
si todos esos tiempos ya se fueron, hoy ¿ te sirve una respuesta? Esto me lo pregunto, por que ésta carta es para mi, y si las anteriores fueron para mis hijos, para mis lectores, para padres que intentan un camino, hoy me envío estas lineas, por que otras lineas amarillas, guardadas en un  cajón de mi mesa de luz, pero mucho más, adentro de un cajón de mi alma, donde en unos pocos segundos, repetidos, por leerlas miles de veces, 
se que por más que las lea, no tendré respuesta,
pero aún que llegara una respuesta, solo cubriría la lápida, de algo que se me murió y ya no puedo recuperar, el tiempo no retorna, y del dolor no se regresa.
Algunas líneas de lo que aún, después de años estaba en los distintos cajones relatados.
20 de febrero . . . 
" Querida familia: 
¿Que tal?  desde el lejano sur, les escribe el futuro ingeniero nuclear. 
Yo me encuentro muy bien, todavía adaptándome
y comenzando mis primeros estudios en la "facu" 

Espero que todos ustedes se encuentren bien.
¿ Cómo va la construcción de los cuartos nuevos?
¿ Y cómo se porta la parte menor de la casa? ¿sigue tan eléctrica  como siempre?  
Dale un besote de mi parte.
¿Que tal ma? ¿como estás? espero que bien, ¿ya empezaste con el colegio? ¿mucho trabajo? quiero que sepas que te quiero mucho y te extraño.
Querido viejo, ¿cómo andas? ¿ y el laburo cómo anda? ¿estás trabajando? ojalá que sí.
Los abuelos, ¿que tal se portan? ¿siguen  hinchando mucho? Si es así, ¡paciencia! y sigan para adelante.
Bueno, se que la carta es muy cortita, pero pronto les volveré a escribir y les daré mas noticias mias, así que me despido de todos , los quiero mucho y 
los extraño, con cariño. . ." 
******. 
Y el tiempo se alargó, tambien se alargó la esperanza de otra carta, y el ingeniero de los sueños, siguió su camino . . . ¿lo siguió?.
Segun creo, en un descuido, se le rompió la brújula que durante 18 años le fuimos construyendo, para que atraque sus sueños en el puerto real de concretar su futuro, soltó sus amarras y dijo ir en viaje, luego el silencio,  y a medida que nos venimos viejos, la mirada perdida en el horizonte de la vida, cada día se enamora más del espejismo de una vela allá lejos que indique un retorno. Pero cada uno en silencio, sabe, que detrás del horizonte ya no hay vela, ya no hay retorno, se esfumó con los días, los meses y los años la forma de vela en el   horizonte que prometía una esperanza.

¿?  

Entre signos de interrogación quedan todas las preguntas, que ya no tienen respuestas, ¿y si las hay ? ¿en qué cambia nada? 
El amor, el respeto, la vida misma, es sólo un frágil cristal, que cuando se rompe, sólo deja pedazos de cristal.
Cuando el cristal se rompe es un cristal roto, 
¡ nunca más un cristal. !   


No tengo, ni tendré el capítulo siguiente. . . 
Fin de la historia.

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