La Reflexión y el duelo.
Es dificil de pronto ser relator de una historia, de la que podría ser protagonista.
Pero el desafío es tentador, un atrevido como yo, que se atreve con publicar para los ojos del mundo, en este medio, que es el único sin limites de tiempo ni distancias
en este medio, que elegí para mi ultimo proyecto de vida.
Para dejar algo útil para quien se encuentre en un momento crucial, y requiera abstraerse de su propio naufragio, navegando las turbulentas aguas ajenas, para entender, por fin que en< otras latitudes, almas,> < similares fenómenos, desencuentros,> intentan desestabilizar espíritus atormentados, que solo son culpables de vivir las circunstancias, y eligieron rumbos que les aseguraban puertos seguros, si podían llegar, y lo intentamos, vaya si lo intentamos.
La tempestad siempre deja cicatrices, ruinas y aún naufragios, ya sobrevivir es una hazaña, pero volver a navegar, es un premio al coraje, aunque duela lo perdido, bien vale sobrevivir, para contemplar el horizonte cada día, hasta la puesta final, el ocaso de la vida. . .
No. . . no es fácil, pero. . . ¿quien quiere que sea fácil? Si es fácil,
no tiene adrenalina, si es fácil, cualquiera puede . . . Los que pagamos con lagrimas de sangre, solo nosotros entendemos de que se trata, dejamos jirones por cada lugar que transitamos, pero seguimos de pié, y . . . aquí estamos, sabiendo que . . . aún podemos, y podremos siempre, porque. . . el aceite, le da temple al acero, pero el dolor, le da temple al alma.
Sigamos navegando tempestades, que al final, puertos seguros nos aguardan, con flores, música y amores. . . Con el mar en calma. . .
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